diciembre 3, 2024

El conmovedor testimonio de Anita Careaga en el subte | Hija y nieta víctima de la dictadura pidió que «por la democracia» no se vote a Javier Milei



Anita Careaga, hija de Ana María Careaga (sobreviviente del centro clandestino de detención Club Atlético durante la última dictadura cívico-militar), y nieta de Esther Ballestrino de Careaga (una de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo e integrante del grupo «los 12 de la Santa Cruz»), contó su trágica historia familiar en un viaje de subte para pedirle a los argentinos y argentinas que, por el bien de la democracia, no voten a Javier Milei.

«Estoy un poco nerviosa. Nunca en mi vida hice esto y lo hago porque estoy muy preocupada. Yo nací en Suecia. Nací cuando acá en Argentina había una dictadura. Mi mamá tenía 16 años cuando la secuestraron embarazada de mí. Fue a un campo de concentración donde la despojaron de todo, incluso su nombre: pasó a tener una letra y un número. Fue brutalmente torturada, cumplió 17 años en ese campo de concentración», dijo Anita a los pasajeros y pasajeras que escuchaban atentos su relato. 

«Mi abuela salió a buscarla y se encontró con otras madres que hoy se conocen como Madres de Plaza de Mayo», siguió la mujer, pese a los nervios. Ballesterino, junto a otras dos madres de desaparecidos y dos monjas francesas, también fue secuestrada: «la llevaron a la ESMA y fue arrojada con vida al mar», recordó Anita. En ese centro de concentración cometió delitos de lesa humanidad el Tigre Acosta, «un genocida que hoy pide que voten a Milei», advirtió.  

Ana María finalmente logró refugiarse en Suecia, donde nació Anita, quien ahora teme porque el país, al que regresó en democracia, pueda convertirse nuevamente en un escenario de violencia y terror. 

«Amo este país, quiero vivir acá, quiero que todos podamos vivir teniendo diferencias, diciendo nuestras diferencias y sin miedo a que nos secuestren, a que nos torturen, y a que nos arrojen con vida al mar«, les explicó a los pasajeros sobre el motivo de su intervención. «El Tigre Acosta se refería a las dos monjas a las que arrojó con vida al mar como las monjitas voladoras. Eso nunca más. Una vicepresidenta que dice que su deporte favorito es hacer bullying y pegarle a los zurdos, nunca más. Por favor, por la democracia, no voten a Milei«, concluyó. 

La familia Careaga

La historia de la familia Careaga está atravesada por el terrorismo de Estado. Ana María, madre de Anita, fue secuestrada el día 13 de junio de 1977, cuando tenía 16 años y estaba embarazada de tres meses. En el cautiverio, fue brutalmente torturada. Luego de tres meses recuperó su libertad y logró exiliarse junto a algunos de sus familiares en Suecia, tras pedir refugio en Naciones Unidas. 

El vuelo a Suecia partió de Río de Janeiro, Brasil, a donde Ana María viajó junto a su compañero y a su hermana Mabel. Un día antes de que salga el avión, su madre, Esther Ballestrino de Careaga -quien durante el secuestro de Ana María había fundado Madres de Plaza de Mayo junto a un grupo de mujeres que buscaban a sus hijos- se trasladó a Brasil para llevarles a Carlitos, el hijo de pocos meses de Mabel. 

«Esa es la última imagen de mi madre que tengo grabada fuerte en la memoria, ella caminando por la playa de Río (de Janeiro) con un batón amarillo y una remera en la cabeza por el calor que hacía con mi hijo en brazos viniendo hacia mí», contó Mabel en una entrevista que dio a Télam el año pasado.

No hubo manera de convencerla de que se exiliara ella también hasta que «se calmaran las aguas», recordó Mabel en esa oportunidad. «Yo me quedo hasta que aparezcan todos, porque todos los desaparecidos son mis hijos», explicó Ballestrino al grupo de Madres que le cuestionaron su permanencia en la agrupación habiendo recuperado a su hija.

Esther Ballestrino de Careaga fue secuestrada en diciembre de 1977, en el marco de  cinco operativos que se llevaron a cabo entre el 8 y 10 de ese mes, en el que también fueron secuestradas las madres Azucena Villaflor y María Ponce; los familiares Angela Aguad, Remo Berardo, Julio Fondevila y Patricia Oviedo; los militantes políticos Horacio Elbert, Raquel Bulit y Daniel Horane y las monjas francesas Leonie Duquet y Alice Domon.

«Los 12 de la Santa Cruz», como ellos mismos se autodenominaron en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), donde permanecieron entre 4 y 6 días encerrados, fueron arrojados al mar en los llamados «vuelos de la muerte» el 14 de diciembre de 1977.

El vínculo entre Ballestrino y Bergoglio 

Jorge Bergoglio, quien declaró en noviembre de 2010 -antes de ser elegido papa- en carácter de testigo por una causa que investigaba delitos cometidos durante la última dictadura, describió a Esther Ballestrino de Careaga, quien fue su jefa en un laboratorio de análisis químicos, como una «gran mujer».

«Fue una mujer que me enseñó a trabajar, a ser exacto en los análisis. Una mujer que me inició en el conocimiento de la política. Ella era del partido Febrerista paraguayo. Me hacía leer cosas. Le debo mucho a esa mujer. Una vez me llamó y me dijo: ‘¿Podés venir a mi casa, que mi suegra está mal y quiero que le des la extremaunción?’. Me pareció raro porque no eran creyentes, aunque la suegra era medio ‘piadosona’. Y me pidió ‘dónde podíamos esconder la biblioteca’ porque estaba vigilada. Ya habían tomado presa a su hija y la habían liberado», declaró entonces.

«La recuerdo como una gran mujer, tanto ella como la señora de Bianco y también Azucena Villaflor que luego fue ‘trasladada’. Yo di permiso para que fueran sepultadas en la iglesia de la Santa Cruz», agregó Bergoglio, quien dijo que se enteró de su secuestro en los diarios y que «le dolió mucho».



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