El presidente ruso, Vladimir Putin, advirtió este jueves otra vez a las potencias occidentales del riesgo «real» de una guerra nuclear si escala el conflicto en Ucrania, en su esperado discurso a la Nación y a dos semanas de unas elecciones presidenciales sin competencia.
Putin se congratuló por recientes avances del Ejército ruso en la guerra y alertó de las «trágicas consecuencias» si algún país enviaba soldados a Ucrania, después de que el presidente francés, Emmanuel Macron, mencionara la semana pasada esta posibilidad.
«Las consecuencias de estas intervenciones serían realmente más trágicas», declaró Putin ante la élite política rusa en el Gostiny Dvor, un palacio de congresos cerca de la plaza Roja de Moscú.
«Nosotros también tenemos armas capaces de alcanzar objetivos en su territorio», prosiguió.
«Todo lo que ellos inventan en este momento, además de asustar al mundo, es una amenaza real de un conflicto en el que se usen armas nucleares, lo que significa la destrucción de la civilización», advirtió, renovando advertencias que ya hizo en el pasado.
El líder del Kremlin compareció en mejor posición que hace un año, cuando sus tropas protagonizaban retiradas en el sur y el noreste de Ucrania después de haber conquistado aproximadamente un 20% del territorio ucraniano desde la invasión de febrero de 2022.
Desde entonces, una contraofensiva de Ucrania lanzada el año pasado fracasó y sus fuerzas se encuentran ahora a la defensiva, con escasez de municiones, y superadas por soldados rusos más numerosos y mejor armados.
A mediados de febrero, las fuerzas de Moscú tomaron la ciudad fortificada de Avdiivka, en el frente oriental, en la provincia ocupada de Donetsk, y continúan su ofensiva en este sector.
«Se han multiplicado las capacidades militares de las fuerzas armadas (rusas). Avanzan con paso firme en varias zonas» del frente, dijo Putin, que añadió que «la absoluta mayoría del pueblo ruso» apoya la campaña militar en Ucrania.
El mandatario también elogió «la flexibilidad y la resistencia» de la economía rusa que, pese a la avalancha de sanciones occidentales, resiste y se ha centrado en la maquinaria de guerra y en el mercado asiático, informó la agencia de noticias AFP.
En sus discursos a la Nación, Putin, en el poder en Rusia desde 1999, suele hacer balance del año anterior y fija las orientaciones estratégicas del país.
Como es habitual, el jueves usó esta plataforma para arremeter contra Occidente, presentado como el enemigo de los «valores tradicionales» cristianos defendidos oficialmente por el Kremlin.
«Una familia con muchos hijos tiene que ser la norma», lanzó, en un contexto de graves problemas demográficos en el país, acentuados por el asalto a Ucrania y la huida al extranjero de cientos de miles de personas.
Putin también aseguró que la lucha contra la pobreza en Rusia era una de sus prioridades y celebró la reducción del consumo del alcohol en el país.
El discurso tuvo lugar en la víspera de los funerales en Moscú de su principal oponente, el militante anticorrupción Alexey Navalny, fallecido el 16 de febrero en una remota prisión del Ártico ruso donde cumplía una pena de 30 años de cárcel por extremismo.
La viuda de Navalny -que tenía de 47 años cuando murió- acusó a Putin de haberlo asesinado, y Estados Unidos, el Reino Unido y otros países también responsabilizaron al Gobierno.
Putin, que nunca pronuncia el nombre de Navalny, todavía no ha comentado este deceso que causó conmoción dentro y fuera del país.
En campaña para su reelección en los comicios del 15 al 17 de marzo, Putin multiplicó desde principios de año sus apariciones mediáticas: recientemente se lo vio entregando medallas o a bordo de un bombardero de las fuerzas de disuasión nuclear rusas.
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