noviembre 13, 2024

Atentado a Cristina Kirchner: los testigos que complican a Brenda Uliarte y el agravante por violencia de género | La fiscalía amplió la acusación



La noche del atentado contra Cristina Fernández de Kirchner, el 1 de septiembre de 2022, mientras militantes agarraban y entregaban a la policía a Fernando Sabag Montiel, el hombre que había intentado dispararle muy cerca de la cabeza, su novia se escabullía para perderse entre la multitud con una mochila colgando del hombro y una bolsa blanca en la mano. Cuatro testigos vinculados a ella revelaron qué pasó ese día y los previos: «Me hablaba de El Presto (el youtuber libertario Miguel Prestofelippo) y me mostraba videos de él». «De pronto odiaba a Cristina». «En su estado de Whastapp publicó un arma» y en otro, el mismo día del ataque «que haría justicia como San Martín». «Se hizo una cirugía estética costosa». Esas fueron algunas de las frases que se escucharon. La que faltó a la cita judicial, fue su amiga Agustina Díaz, una de las más esperadas, pero le harán una pericia psicológica y psiquiátrica. Un hombre que le compraba contenido erótico y decía ser agente de la DEA casi queda detenido por reticente. Al final de la intensa jornada la fiscal Gabriela Baigún pidió agravar la acusación como tentativa de femicidio. 

Amor de mi vida

Agustina Díaz es la amiga a quien Brenda le contaba los planes de magnicidio. Díaz estaba agendada en el celular de Uliarte como «amor de mi vida». Estuvo detenida más de un mes en 2022 pero fue sobreseída. Esta vez debía presentarse como testigo en el juicio. Pero su mamá acudió el día anterior a la fiscalía entregó un certificado de la psicóloga que la atiende que decía que no está en condiciones de declarar. Baigún pidió una pericia psicológica y psiquiátrica para determinar si efectivamente es así, y el Tribunal Oral Federal 6 (TOF6) le hizo lugar. El 27 de agosto de 2022 Uliarte le anunció a Díaz: «Hoy me convierto en San Martín. Voy a mandar a matar a Cristina». Agustina le pedía que le aclarara lo que decía, que no había entendido: «¿De qué me perdí?». «Mandé a matar a la vice Cristina», le dijo Uliarte. «No salió porque se metió para adentro. Una bronca te juro la tenía ahí –siguió–. Los liberales ya me tienen repodrida yendo a hacerse los revolucionarios con antorchas en Plaza de Mayo, basta de hablar, hay que actuar. Mandé un tipo para que la mate a Cristi». 

Una jornada tensa

Poco después de las once de la noche, tras el intento de magnicidio, Uliarte llegó a San Miguel, a la casa de un exnovio, Lucas Ocampo, con quien se veía de vez en cuando y con quien había tenido y perdido un hijo. «Soy el ex de Brenda», se presentó ante el tribunal. Contó que esa noche le dijo a la chica que no fuera a su casa, ya que estaba de festejo con un amigo. Remarcó varias veces que estaba ebrio. La joven apareció en su puerta igual. «Me dijo ‘mi pareja atentó contra la vicepresidenta. Yo pensé que era una broma», declaró Ocampo, moreno de pelo negro y barba recortada. Su casa fue allanada y ahí encontraron la bolsa que llevaba brenda con un paraguas, pero no su mochila, de la que el joven dijo no saber nada, e intentó desentenderse de detalles del atentado. 

Comenzó a trastabillar, dijo que se había enterado de lo ocurrido el sábado (el atentado fue un jueves). La fiscalía lo confrontó al exhibirle mensajes que él le había enviado a Brenda. «Hay que ser idiota para elegir un tipo como ese», «decí que es violento y que te obligó», le recomendaba. Pero Ocampo hizo un esfuerzo por despegar ese mensaje del atentado y dar a entender que la obligaba, por ejemplo, a tener sexo. La presidenta del tribunal, Sabrina Namer, fue enfática sobre el posible falso testimonio. La declaración fue desordenada. Como Ocampo dijo que se habían conocido por Facebook. Ella usaba el nombre de Liz Manson pero tenía otros también. Estuvieron tres o cuatros meses en pareja y quedaron como amantes. El motivo de ruptura, precisó, fue que supo que ella vendía contenido erótico. 

Por lo que describió Ocampo, quedó claro que Uliarte se había fanatizado políticamente. Fue «en los últimos cinco o seis meses antes del atentado», dijo. «Ella odiaba a Cristina pero su familia es kirchnerista», acotó. «Me hablaba de El Presto y me mostraba videos de él. Era un chabón cargado de odio, es alguien impulsa, desde su punto de vista….», describió. “Ella no era así antes, no era extremista contra el kirchnerismo», agregó. Brenda tuvo un romance con Prestofelippo del que le habó a muchos, no solo a Ocampo, también a Sabag Montiel. La fiscala le preguntó si sabía que tenía armas. «Una vez me dijo que si me veía con otras me iba a disparar», afirmó. 

Más tensa todavía se puso la declaración de Mario David Robles, un nombre que solía decir que era de la DEA y que que hizo por lo menos veinte transferencias por Mercado Pago Brenda, supuestamente por fotos eróticas y charlas. Él aseguró que no la conocía en persona. Le preguntaron por conversaciones con dos mujeres: una tal Mariela Verón y Florencia Canosa. Esta última sería su pareja, y amiga o conocida de Sabag Montiel. La tenía agendada como «la tóxica». En la sala le hicieron escuchar a todos un audio llamativo donde Robles le decía a Verón. «No sabés las cosas que me contó», exclamaba en alusión a Brenda. Ante esto Robles se quiso excusar: «son cosas que le inventé a la otra piba, no es nada real de la piba». 

Baigún repreguntó, se hartó, y le pidió al tribunal que lo dejen detenido. Namer pidió avanzar y luego evaluar. Le hicieron escuchar más audios con la tal Mariela y apareció una increíble teoría del intento de magnicidio donde decía que a Sabag le habían «ofrecido plata», pero no solo eso:  «Lo iban a meter en cana un año después lo iban a hacer pasar por muerto al estilo Néstor Kirchner y no sé que más un viaje –decía en el audio– Lo iban a mantener oculto algo así. Los que lo mandaron a que le pegue el tiro a Cristina es la misma gente de Fernández ¿No viste que le puso la custodia esa que es un desastre? El chabón este lo mandó la gente del gobierno mismo le mandó que la  maten a la vieja y que cuando cayó le dijeron atente a las consecuencia si fallás y si llegás a decir que Fernández te mandó o la gente misma adentro de la cárcel te van a matar». 

Cuando la jueza le insistió sobre el contenido del audio Robles se defendió: «Es todo inventado. Pero lo que hablaba del arma que no supo montarla es lo que pasó. Lo escuché en la tele». Después de un cuarto intermedio Namer dijo que resolverán más adelante sobre el pedido de falso testimonio. El testigo no explicaba, además, por qué habría dicho lo que dijo. Luego le mostraron más contradicciones: dijo que no conocía a Sabag y en otro audio decía que sí, y lo asociaba «con Biondini». Hubo un chat que le exhibieron y que sí admitió, posterior al atentado. Le pregunta a Brenda: «Que paso con tu marido??? Esta bien ??? (sic)». Intercalados hay audios cuyo contenido no se conoce. «Fue en cana y yo me escape, me estoy llendo a mi casa (…) Si me fui a lo de una amiga. Estoy pensando en irme a Tucumán con mi mamá un tiempo (…) y si no quiero ir en cana (…) Si estoy de rubia y con barbijo. Todos me reconoce de pelirroja no de rubia». El le dice que se quede «tranki», «no digo nada», que confíe en él. «Lo que necesites ya sabés». 

Un arma, San Martín y una cirugía

Serena Suárez Mangin también dijo que conoció a Brenda por Facebook y se hicieron amigas pero nunca se vieron personalmente. Uliarte usaba el apodo «Uchiha» o Daki (por un animé). «Hablábamos de un montón de cosas, quería  estudiar enfermería pero iba a presentarse y abandonaba». Confirmó que Brenda estaba en Only Fans. La testigo dijo dos cuestiones comprometedoras acerca de fotos que subía la acusada a su estado de Whatsapp. Una, en abril de 2022, con un arma. «Era para un exnovio que la tenía amenazada», recordó que se excusó Brenda. Y el 1 de septiembre subió un estado después del atentado diciendo que haría justicia cual San Martín. Repasó que solía poner que «odiaba a Cristina y a los planeros». «Yo le decía que no me parecía porque estoy en contra del odio (…) me sorprendió lo del atentado a Cristina». 

Otro amigo de Brenda, a quien conoció en mundo virtual pero pasó al real, Franco Merigi, sostuvo que sabía «bastante de la vida privada» de ella «y sus relaciones», pero no hablaban de política. «Es influenciable mental y físicamente», aseguró. Le llamó la atención haber visto un estado de Whatsapp con una foto de un arma sobre una mesa y ella le dijo que era «para defenderse de un ex». Reveló también que la chica se habría hecho una cirugía estética. No solo por la intervención, sino porque es algo «costoso»: «Me dijo que estaba en un emprendimiento y que estaba ganando plata y gracias a eso se pudo hacer la operación». Aclaró que era un ingreso distinto lo que obtenía por contenido erótico. 

Violencia de género

Cuando elevó la causa a juicio, el fiscal de instrucción, Carlos Rívolo, desechó el agravante de violencia de género que él mismo había impulsado. Ahora Baigún decidió ampliar la acusación al señalar que el intento de magnicidio se hizo «mediando violencia de género en la modalidad de violencia política contra Cristina Fernández de Kirchner». La fiscala señaló que el propio Sabag Montiel ubicó a la exvicepresidenta como responsable de cuestiones que no eran de inherentes a ella sino a cargos que ocupaban varones, que la propia Cristina se refirió al trato estigmatizante de medios de comunicación (como tapas de la revista Noticias, entre muchos otros), que hubo testigos que aludieron a este aspecto y al informe que hizo el MESECVI, el mecanismo de la OEA para la aplicación de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, que advirtió sobre el atentado y lo repudió. Baigún, que introduce el intento de femicidio, dijo que fue «un acto tendiente a impedir que la víctima pudiera seguir desarrollando su vida política y, a su vez la conducta se inscribió en un contexto de violencia contra la damnificada», dos veces presidenta y una vice, y «en un contexto social de violencia generalizada contra las mujeres y creciente contra ella en particular…».



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