En su discurso de apertura de la convención Pro.Textil 2024, el presidente de la Fundación ProTejer, Luciano Galfione, advirtió que «nuevamente la Argentina se enfrenta
a un escenario de potencial reprimarización de nuestra estructura productiva, en donde una parte
importante del mundo nos quiere como simple proveedor de materias primas», subrayando de inmediato que «de
ninguna manera queremos volver a experimentos externos o internos que nos impongan
condiciones que nos quiten el futuro que anhelamos».
«No hay procesos de desarrollo
económico sin soberanía y sin una industria nacional participando en forma protagónica en el
proceso», precisó el dirigente textil. «Sin embargo, vemos con mucha preocupación que aquellas promesas de campaña donde se
hablaba de reformas de tres generaciones: ordenar la macro, una reforma financiera y recién luego de esto, abrir la economía,
no se están realizando en el orden enumerado. Y, por consiguiente, nos ponen ante un escenario
muy perjuduicial no sólo para nuestro sector, sino también para todo el entramado productivo
nacional».
«Los procesos de apertura deben pensarse para mejorar nuestro posicionamiento internacional; no es un fin en sí mismo, sino una herramienta para lograr
una mayor prosperidad de nuestra economía», señaló.
«Si en este contexto se toman medidas de baja de
aranceles y desregulación de medidas de protección de comercio leal, no hacemos más que
seguir desnivelando la cancha en contra de nuestra producción, con posibles consecuencias
estructurales que podrían ser irreversibles y con un daño enorme sobre capacidades construidas
y sobre el entramado social», agregó de inmediato.
«Nuestro sector atraviesa, como casi ningún otro, los mayores prejuicios amparados en una
verdad relativa que escuchamos a diario: La ropa en la argentina es cara…», refirió luego Galfione. «Yo les pregunto: si una remera que es importada, que vende una cadena internacional es acá siete veces más cara que en Brasil, ¿el problema del precio está en la producción, o en la comercialización?».
«Quiero ser claro,
más del 80% de lo que pagamos por una prenda en un shopping nada tiene que ver con la
producción industrial. Y ese 80% lo explican los impuestos, las tasas de interés, las
comisiones de los bancos, los alquileres, las billeteras virtuales».
«Ésta es la causa por la cual
abrir importaciones no soluciona ni va a solucionar nunca el problema de los precios, es más, va
a agravar problemas sociales existentes. La mala praxis de politicas de desarrollo industrial
que supimos tener, nos lleva a extremos de política económica liberal que no vemos que
se apliquen en ningún otro lugar del mundo. La pelota no se mancha», agregó.
«Estamos convencidos –concluyó Galfione– que un proyecto de desarrollo económico tiene que ser a través del crecimiento industrial porque
sabemos cuál es el papel multiplicador de la industria en el empleo, en la reducción de la
desigualdad y esto se hace con una planificación estratégica. Porque tengámoslo claro: ningún
país en el mundo regala su soberanía industrial».
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