A media mañana de este jueves, los supremos Ricardo Lorenzetti y Carlos Rosenkrantz, aguardaban sentados en la sala de acuerdos a que empezara el plenario de la semana. En eso apareció Rosatti y les avisó que se suspendía el encuentro: «Viene (Mariano) Cúneo Libarona a las 12». La visita del futuro ministro de Justicia sorprendió a alguno de los presentes que creyó que el evento y la foto vendrían después de su jura en el cargo. Aunque la reunión fue presentada como algo protocolar y en el contexto de la transición al gobierno de Javier Milei, los veinte minutos que al parecer duró fueron suficientes como para que quedaran claros algunos intereses en juego: el juicio político a los supremos, la vacante en el tribunal, la futura relación del nuevo gobierno con los distintos fueros y las reformas que están en estudio.
El encuentro fue acordado entre Rosatti y Cúneo Libarona. Todo indicaría que este último lo impulsó. Durante la campaña el presidente supremo no ocultó su inclinación por la candidatura de Sergio Massa y su preocupación por algunas de las ideas anunciadas por Milei, como la dolarización, que consideró que si reemplaza a la moneda local sería inconstitucional. Aun así, la reunión con el futuro ministro de Justicia parece anticipar una relación de mayor diálogo entre el tribunal y el gobierno de La Libertad Avanza en comparación con el vínculo casi nulo, e incluso de confrontación, con la administración de Alberto Fernández. La foto que difundió la Corte, con los cuatro jueces y Cúneo en el medio, parece un primer gesto de respaldo.
Relaciones
Ante la pregunta de uno de los jueces, Cúneo dijo que para él, en su función, aún no empezó la transición porque todavía no tuvo ninguna reunión con el ministro saliente, Martín Soria, y su equipo. En efecto, en la cartera confirmaron que hubo contactos informales pero que el cara a cara será la semana que viene.
El famoso abogado de grandes causas mediáticas y políticas, les comentó a los supremos –según reconstruyó Página/12— que mantiene muy buena relación con los jueces federales de Comodoro Py. Sin ir más lejos, había pasado por el edificio de Retiro antes de ira al Palacio de Justicia, donde algunos testigos lo vieron dirigirse al despacho de Andrés Basso, uno de los integrantes del tribunal oral que condenó a Cristina Fernández de Kirchner en el caso «Vialidad» y que fue elegido nuevo presidente de la Asociación de Magistrados. Pasó cerca de una hora allí. Para Cúneo es territorio conocido de hace años. Lo saludaba todo el mundo. Se cruzó y conversó también, entre otros, con el fiscal Eduardo Taiano y con el camarista Leopoldo Bruglia. Les dijo que quiere trabajar para mejorar la maltrecha imagen de la justicia federal.
Ante los cortesanos sinceró una inquietud. No dominaría tanto el fuero contencioso administrativo, que es donde se dirimen gran parte de los juicios contra el Estado, o donde éste es parte, y donde probablemente proliferen demandas. Su aspiración era que la reunión con la Corte operara de trampolín para hacer pie allí.
En un momento Rosatti le hizo un comentario sobre su preocupación respecto del juicio político contra la Corte, que podría tener dictamen el martes de la semana próxima.
–Nos vamos a ocupar–, respondió Cúneo Libarona.
Ya había adelantado en un reportaje su oposición a este proceso de enjuiciamiento vinculado a diversos temas como el fallo del 2×1 a favor de la libertad de los genocidas, la cautelar que accedió a un reclamo de la Ciudad de Buenos Aires por la coparticipación, el fallo que modificó la estructura del Consejo de la Magistratura (organismo que elige y sanciona a los jueces) y puso a Rosatti de presidente, los votos de Rosenkrantz en causas donde exclientes son parte, las irregularidades en la obra social del Poder Judicial, entre otros temas. La Comisión de Juicio Político podría dictaminar el martes de la semana que viene.
Reformas
Cúneo Libarona tiene reformas en mente y así lo hizo saber incluso públicamente. Alguna sería del agrado de la Corte, como el impulso de una ley de autarquía financiera. También señaló cambios en el Consejo de la Magistratura. Les dijo a los cortesanos que le interesa acelerar los tiempos de los juicios, un tema que vuelve una y otra vez ante cada gestión. Les comentó que creía conveniente una reunión después de su asunción para hablar sobre posibles reformas legislativas y encuentros cada dos meses. Rosatti deslizó que tendría respaldo. Otros dos jueces pusieron algunos reparos:
–Nosotros no podemos hablar de leyes– le señaló Lorenzetti.
–Cualquier reforma podría llegar requerir sentencia– sumó Rosenkrantz.
De todos modos, quedó clara la voluntad de acercamiento y de reuniones periódicas institucionales. Esta semana Lorenzetti dijo en una entrevista con Radio Mitre, que no creía que la nueva gestión proponga medidas ilegales y pidió y ofreció –como hace ante escenarios de crisis institucional– trabajar «por la gobernabilidad». Rosatti, más allá de sus advertencias, también venía tendiendo puentes. Se viene un cambio de tónica pero todavía o es claro de qué se trata.
En una entrevista que Carlos Rodríguez, jefe del consejo de asesores de Milei, le dio a Luis Novaresio, reveló que las preocupaciones no sólo pasan porque las normas que se intenten dictar pasen o no el filtro judicial. Dijo que no aceptaría estar al frente del Banco Central, algo que le habría ofrecido el presidente electo, por temor a ir preso o tener «treinta años de juicios».
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