Desde San Pablo
Lula se desentendió de Milei y Zelenski, para priorizar la crisis entre Venezuela y Guyana. El presidente brasileño optó por estar ausente este domingo en la toma de posesión de su colega argentino debido a un conjunto de razones, entre ellas haber sido advertido de que Buenos Aires se convertiría, y así fue, en una meca de la extrema derecha global con la presencia Jair Bolsonaro y varios aliados del excapitán como el premier húngaro Víctor Orbán. Además estuvieron el chileno José Antonio Kast y el español Santiago Abascal. De hecho los principales referentes derechistas, que mantuvieron encuentros bilaterales al margen de los festejos, no se reunían en Latinoamérica desde noviembre del año pasado cuando hubo una cumbre de esa corriente en México.
Estos dirigentes llegados a la capital argentina defienden, más allá de matices y particularidades nacionales, las tesis formuladas por El Movimento, una coalición de fuerzas ideada por el estadounidense Steve Bannon, otrora consultor de Donald Trump.
A propósito, uno de coordinadores para América Latina del Movimiento de Bannon es el diputado Eduardo Bolsonaro, casi un agitador de la candidatura de Milei. Eduardo fue el número dos de la numerosa delegación brasileña encabezada por su padre, Jair.
En lo político esta suerte de internacional neofascista recela de la democracia (sistema que en Brasil está siendo reconstruido después del golpe fallido de enero) además de oponerse a instituciones regionales como como el Mercosur, Unasur y la Celac ( Comunidad Estados Latinoamericanos y del Caribe). Todas caracterizadas por poner en cuestión,aunque sin confrontar abiertamente, la supremacía de Washington y defender mayores grados de autonomía .
Zelenski
Lula y su asesor internacional, Celso Amorim, no fueron el sábado a la noche a la Base Aérea de Brasilia donde el presidente ucraniano Volodimir Zelenski hizo una escala de dos horas antes de continuar vuelo, a bordo del Airbus ACJ 319, con rumbo a Buenos Aires para la toma de posesión de Milei. Horas antes, la aeronave había aterrizado en Cabo Verde, cuyo premier Ulisses Correia e Silva, se trasladó hasta el aeropuerto para dar la bienvenida al viajero venido de Europa del Este.
A diferencia de lo que sucedió con Zelenski en Brasilia este fin de semana, hace un mes Lula, líder del centroizquierdista Partido de los Trabajadores (PT), fue a la aerostación de Brasilia para dar la bienvenida treinta y dos palestinos rescatados de la Franja de Gaza.
Que el petista haya evitado saludar a Zelenski no fue falta de cortesía, sino un decisión política.
Un gesto revelador de las prioridades, o más bien las urgencias diplomáticas brasileñas, que no pasan por recibir a un líder que cruzó medio planeta para felicitar a la nueva estrella conservadora de las Américas: Javier Milei.
Por lo pronto quedó claro que Brasil da menos importancia a la asunción presidencial en Buenos Aires, donde estuvo el canciller Mauro Vieira, y al conflicto entre Rusia y Ucrania que a al diferendo entre Venezuela y Guyana por la soberanía en el Esequibo.
Mediación
Lula sí tuvo tiempo en su agenda para hablar el sábado con su colega venezolano Nicolás Maduro sobre la secular controversia con Guyana por el Esequibo, tema que trepó en intensidad en la última semana. El domino 3 de diciembre el 95% de los venezolanos participantes en un referendo respaldó la soberanía de su país sobre ese territorio controlado por la excolonia británica.
Durante la conversación Lula le recordó a su colega bolivariano la tradición de “paz” que ha imperado en América del Sur por décadas y la importancia de evitar un conflicto armado. Transmitió, además, la “preocupación” manifestada por los mandatarios de Mercosur que se reunieron el jueves en Río de Janeiro. Y propuso que la Celac e incluso Brasil actúen como mediadores.
En la 63ra. reunión del bloque sudamericano estuvo presente el mandatario saliente Alberto Fernández, elogiado por Lula, quien destacó las históricas buenas relaciones entre Buenos Aires y Brasilia en las últimas décadas. Un vínculo donde prevaleció la armonía aún bajo gobiernos de diverso signo político, dijo Lula. El petista no mencionó a Milei, pero a nadie se le escapó que ese comentario estaba dirigido al líder de La Libertad Avanza.
El próximo encuentro del Mercosur será en Paraguay en julio, bajo la presidencia pro-témpore del mandatario Santiago Peña, del conservador Partido Colorado, y con la presencia de Milei.
Lula no confía en Milei, con quien hasta hoy no tuvo una conversación telefónica, ni el compromiso de éste con el Mercosur. Tampoco sabe si el argentino respaldará una eventual mediación brasileña entre Venezuela y Guyana, u optará por la posición planteada por no pocos bolsonaristas contrarios que Brasilia intente hacer pie diplomático en el caribe.
Bolsonaristas
La Comisión de Relaciones Exteriores y Defensa Nacional de la Cámara de Diputados, en la que hay buen número de bolsonaristas como los generales Eduardo Pazzuello e Eliéser Girão, va a manifestar sus críticas a la mediación brasileña durante la audiencia de este martes a la que fue invitado el ministro de Relaciones Exteriores Vieira.
Al igual que esos dos generales otros parlamentarios de ese mismo campo político han expresado cuestionamientos a la política exterior lulista hacia la región y a las relaciones con Maduro.
Para la extrema derecha, en particular la de extracción militar, es inadmisible tener interlocución con el gobernante bolivariano, a quien Lula recibió en mayo pasado tras restablecer las relaciones rotas durante el gobierno anterior.
Según estos legisladores desde el Palacio del Planalto alientan un “anti norteamericanismo” que favorece a Maduro, y por elevación a Rusia y China.
Militares
Como quedó confirmado en el intento de golpe bolsonarista contra Lula en enero, los militares brasileños se conducen como una corporación partidizada, dominada por una mayoría que tiene como referencia al exmandatario, de la cual no se espera una subordinación plena al actual gobierno progresista.
Así, mientras desde el Palacio del Planalto y la Cancillería se suman esfuerzos en la búsqueda de una salida diplomática al diferendo por el Esequibo, el Ejército determinó el refuerzo de equipamentos y tropas en la región de la triple frontera con Venezuela y Guyana, para hacer frente, según se alega, ante una poco probable incursión venezolana en el estado brasileño de Roraima.
En paralelo, fuentes castrenses dijeron a los diarios Folha y Estado estar disconformes con la mansedumbre de Lula frente a Caracas, y respaldaron la posición guyanesa. Esto implicaría la justificación de los ejercicios militares estadounidenses de la semana pasada junto a las Fuerzas Armadas de Georgetown, pocos días después del referendo venezolano.
Petróleo
Para Lula las señales venidas de las Fuerzas Armadas brasileñas conspiran contra su vocación mediadora que será reforzada este jueves cuando su asesor y excanciller Amorim viaje a San Vicente y Granadina para asistir como observador al encuentro entre los presidentes Maduro y su par guyanés Irfaan Ali.
Al final de cuentas el presidente busca alejar el fantasma de una guerra, o del agravamiento de la tensión, que podría ser un pretexto para que Washington instale una base militar en la Guyana, a pocos kilómetros de la Amazonia brasileña y, fundamentalmente de las gigantescas reservas petroleras descubiertas en un área conocida como Margen Ecuatorial.
Esa cuenca, que podría tener reservas similares a las del disputado Esequibo, nace en la floresta amazónica y se prolonga a lo largo de unos dos mil kilómetros hasta la provincia nordestina de Rio Grande do Norte.
En el PT recuerdan que la amenaza de una avanzada militar en esa área estratégica no es nueva.
En 2019 Jair Bolsonaro propuso, a poco de iniciado su mandato, la creación de una base militar estadounidense en Roraima destinada a dar apoyo a una intervención en Venezuela.
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