Es un grupo plagado de diferencias internas, intereses contrapuestos y fuertes disparidades ideológicas, pero la pecera en la que Javier Milei irá a buscar los votos para aprobar su programa de ajuste está cada vez más consolidada. La nueva mayoría que consiguió Victoria Villarruel para aprobar las autoridades del Senado fue un anticipo: un conglomerado de 39 libertarios, radicales, macristas y representantes de fuerzas provinciales –Juntos Somos Río Negro, Frente para la Concordia Misionero, Hacemos por Córdoba– que se alineó para quitarle el peronismo el control de las comisiones. No fue un cheque en blanco, dicen, pero casi. En Diputados se da un escenario similar, con una mayoría potencial de 150 bancas, aunque el panorama es mucho más fragmentado y caótico. Pero las conversaciones van viento en pompa y existe un sector de LLA que comienza a mostrarse cada vez más confiado en que no necesitará ir con el ariete para forzar la ruptura del peronismo a través del toma y daca de las transferencias a las provincias. Al menos por ahora.
El paquete de leyes de emergencia económica de Javier Milei –ex «ley ómnibus»– viene con algunos días de retraso. La presentación, que originalmente iba a ser el día después de su asunción, terminó siendo aplazado por algunas inconsistencias técnicas y, ahora, se especula que recién ingresará la semana que viene al Congreso. En los pasillos del Palacio Legislativo, sus alfiles aguardan, aprovechando el changüí de tiempo para ordenar a la tropa que, sus aliados más amables, no dudan en calificar de «jardín de infantes». Es una preocupación recurrente en el PRO: quién de todos los recién llegados se pondrá sobre el hombro la defensa del «ajuste más grande de los últimos 60 años», como no duda en calificar un macrista de larga trayectoria parlamentaria.
El principal escenario de disputa del paquete de medidas que pretende bajar 1,8 puntos de déficit será la Cámara de Diputados. Allí ingresarán la derogación de la eximición del pago de Ganancias para trabajadores, la modificación de Bienes Personales, el piso del 15 por ciento de retenciones para todas las actividades (excepto la soja), la suba del impuesto PAÍS, así como el resto de los proyectos que aún se guardan bajo siete llaves. Desde hace una semana que el presidente de la Cámara, Martín Menem, y el titular del bloque de LLA, Oscar Zago, se dividen la tarea de reunirse con los presidentes de bloque opositores y organizar la distribución de los lugares en las comisiones.
A diferencia de lo que ocurrió en el Senado, en donde Victoria Villarruel logró crear una mayoría con toda la oposición excepto el peronismo, LLA terminó en desventaja a la hora de conformar las comisiones. El sistema, negociado entre Cristian Ritondo (PRO) y Germán Martínez (UxP), sostiene que la integración será por bloque y sistema D’Hondt. Es decir que beneficia a los bloques mayoritarios –como UxP y PRO– y perjudica a los más chicos. LLA, mientras tanto, logró en los últimos días ampliar su bancada, sumando a tres salteños, para para compensar la pérdida que significó que Carolina Píparo se fuera a armar otro bloque con Lorena Macyszyn.
Menem no cree que haya perdido con este sistema porque asegura que lo importante es el número que tenga en el recinto. Zago, sin embargo, está negociando lugares para no quedarse atrás. Su principal interés es la bicameral de Trámite Legislativo que va a aprobar o rechaza los DNU de desregulación de Milei, en donde el peronismo podría hacerse de un poder de veto. 8 lugares son para diputados y 8 son para senadores. Zago está negociando para que LLA se quede con 2, el PRO con 1, la UCR con 1 y UxP se quede con 4. El Senado es más sencillo porque con la mayoría que LLA consiguió con JxC y los bloques provinciales, les corresponden más de la mitad de los lugares.
Poroteos, resistencias y negociaciones
Los números mágicos de LLA son 39 en el Senado y 157 en Diputados: esos números representan la totalidad de las bancas menos las de UxP y es ahí donde Milei tendrá que ir a buscar sus votos. En el Senado se vio más claramente la semana pasada, cuando Villarruel arrimó las voluntades del PRO (7), la UCR (13), Cambia Federal (4), Unidad Federal (3), Frente de la Concordia Misionero (2), Por Santa Cruz (2), Juntos Somos Río Negro (1) para imponer al presidente provisional. «No es un acuerdo de gobernabilidad, vamos a ir ley a ley», se atajaron, rápidamente, varios radicales, que miran con malos ojos algunos proyectos como la suba de retenciones. Pero muchos responden a sus gobernadores – la UCR tiene 5 gobernadores, el PRO tiene 4 – y saben que dependerá de las negociaciones a las que lleguen con Guillermo Francos.
Además, los proyectos se tratarán primero en Diputados y es ahí en donde se cimentarán las alianzas que luego se replicarán en el Senado. Y en Diputados, el escenario está mucho más fragmentado –fundamentalmente porque JxC se rompió en mil pedazos– pero más atento a las necesidades del nuevo gobierno.
Ritondo ya le prometió a Mile el acompañamiento de sus 40 diputados. Habrá algunos proyectos que serán más fáciles de acompañar que otros. La restitución de la cuarta categoría de Ganancias, por ejemplo, no representa grandes problemas ya que el bloque no acompañó la reforma, a diferencia del propio Milei, que votó a favor del alivio tributario que hoy pretende eliminar. El mayor problema lo generará la modificación del régimen de jubilaciones, ya que varios diputados advirtieron que no quieren quedar pegados al ajuste de los jubilados. Algunos piden que se reinstale la fórmula que había sancionado Mauricio Macri o que se establezca un límite de tiempo para darle a Mile la posibilidad de hacer los aumentos vía decreto.
La UCR, mientras tanto, está más dividida. El titular de la bancada, Rodrigo de Loredo, ha manifestado en varias ocasiones su voluntad de «ayudar» en el gobierno. Hay un sector enfrentado con el cordobés, sin embargo, que lo acusa de estar alineado con Macri y que, en cambio, asegura que hay leyes que ellos no acompañarán. En la conducción de la bancada, sin embargo, especulan que serán una minoría dentro de los 35 diputados que tienen. «Y además, ¿cuántas veces hemos votado unidos en el radicalismo en los últimos años?», ironizan.
En el medio quedaron los 6 lilitos de la Coalición Cívica, los 9 de Cambia Federal –que lideran Miguel Ángel Pichetto y Emilio Monzó–, y los monobloques provinciales. Son ellos los que LLA tendrá que ir a negociar y convencer. «Si Cristian hubiera sido presidente, tendríamos que haber ido nosotros. Ahora somos aliados, que consigan ellos los votos», deslizan, maliciosamente, desde el PRO. En el macrismo, sin embargo, consideran que la mayoría votará las primeras leyes de Milei, aunque genere contradicciones con la propia plataforma de gobierno –como la suba de retenciones–, porque aquella es la «voluntad» de sus electores. En seis meses, cuando la clase media empieza a sentir con más fuerza el efecto del ajuste, será otro escenario, aseguran.
Los últimos votos que irá a cazar LLA son los que integran los bloques provinciales. Esto es: «Hacemos por un país» (5 cordobeses, 2 santafesinos y Florencio Randazzo) e «Innovación Federal» (3 misioneros, un rionegrino, un neuquino y 3 salteños). Si bien la mayoría acompañó la reforma de Ganancias, es muy probable que acompañen su restitución, dado que es un tributo coparticipable y nunca se planteó una alternativa para compensar la caída en la recaudación. Más difícil será la suba de retenciones, especialmente para el caso de las economías regionales que, por una decisión de Sergio Massa, pasaron a no tributar derechos de exportaciones desde hace unos meses.
UxP, mientras tanto, merece un capítulo aparte. En pleno proceso de reconfiguración interna, la bancada apuesta a fondo para no romperse. Hay un sector que responde a sus gobernadores, especialmente los del Norte, que es probable que acompañe algunas de las iniciativas de Milei, como la de Ganancias. Pero el objetivo central del peronismo, por estos días, es la antítesis de la máxima radical: que se doble pero que no se rompa.
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