Con 80 mil vecinos, la Villa 21-24 de Barracas es el asentamiento de mayor peso electoral de la Ciudad de Buenos Aires. En las PASO, Javier Milei había sido el candidato presidencial más votado, pero entre las primarias de agosto y este 22 de octubre, los curas villeros y los militantes de las organizaciones sociales salieron a recuperar el territorio. Consiguieron ponerle un freno al voto libertario, que sufrió un efecto freezer y no sumó nuevas adhesiones. Sergio Massa pasó al primer lugar desplazando, además de Milei, a Juntos por el Cambio, que en las PASO, juntando los votos a Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, había superado a Unión por la Patria, pero que ayer perdió volumen, quedando en segundo lugar en el distrito.
–No tenemos idea de cómo hizo Milei para conseguir la cantidad de votos que sacó en Villa 21 en las PASO. Llegó con las redes, claro, pero salvo eso, acá no tiene nada. No tiene un solo puntero, no tiene tampoco militantes. Nadie le pegó un cartel, ni le repartió una boleta. Si me preguntás cómo había juntado tanto, es eso: no tenemos ni idea –confiesa Héber Segovia.
Lo dice mientras nos guía por Daniel de la Sierra, una de las calles que cruza el barrio popular, de norte a sur. Lo conocemos en una esquina, vestido con una remera de la CTD Aníbal Verón, junto a un grupo de compañeros que militan por Massa. Están moviendo la elección –se ocupan de que la mayor cantidad posible vaya a votar–, y en cuanto preguntamos dónde queda la escuela más cercana se ofrece a acompañarnos.
Por el camino, cuenta que nació y vive en la villa. El día de las PASO no votó para poder agarrar una changa. Se gana la vida como albañil y pintor, y a la noche estudia en un profesorado, para ser maestro. Tiene un hijo de pocos años.
El 13 de agosto, en las cuadras que conoce desde su niñez, Milei dio un batacazo ubicándose como el candidato presidencial con más respaldo: obtuvo más de 24 mil votos. Pero fue un triunfo curioso: quien recorra la villa de Barracas no encontrará a una sola persona que admita haber puesto en el sobre la boleta violeta. Hay sí, quienes cuentan que tienen un familiar “que está con Milei”, “el novio de mi hija”, “un amigo”, incluso se llega a escuchar “hay compañeros nuestros que lo votaron”, pero encontrar quien te diga cara a cara yo voté a Milei, no. Nadie. Ninguno.
Esa percepción es la que está está confirmando Heber con su “no tenemos idea de cómo hizo”. Lo concreto es que después de las PASO, la militancia de los movimientos sociales definió salir casa por casa a discutir las propuestas del libertario.
–Para ir a hablar con los vecinos con argumento, nos vimos todos los reportajes, todos los videos de campaña, todas las declaraciones de Milei.
–¿Y qué te llamó más la atención?
–Que lo voten –responde Heber, rápido, y se ríe. Pero la diversión le dura menos de segundo porque apunta, amargado:
–Nunca hay que subestimar la idiotez de la gente.
Sabe que no debería decirlo, que está fuera de toda corrección política. Pero no le importa.
Vade retro
Desde las PASO a hoy, en la 21-24 se jugó una batalla. Porque también los curas villeros le declararon la guerra a Milei. Posiblemente con mayor influencia, si se considera que nadie los odia por cortar calles ni les envidia el plan social. A principios de septiembre, dieron una misa en la puerta de la parroquia de Caa-cupé, en desagravio al Papa Francisco, a quien el libertario calificó de “jesuita que promueve el comunismo”, “personaje impresentable y nefasto” y “representante del maligno en la Tierra”. Recibieron en la parroquia a Massa y también a Patricia Bullrich, pero dejaron claro que sus puertas permanecerían cerradas para Milei. Organizaron reuniones de debate entre los vecinos.
Este domingo, día de las elecciones generales, la acción de los curas villeros tampoco faltó. A las 11.30, como todos los domingos, el cura Lorenzo Toto De Vedia dio misa. Ante una iglesia concurrida, dedicó su homilía a advertirle a sus fieles sobre “los fariseos que buscan provocar confusión” para aprovecharse de los desamparados.
El cura villero seguramente esté obligado a mostrarse como un hombre confiado en el designio de dios; sin quejas, sin parecer apesadumbrado. Con la fe cincelándole la cara desde adentro.
Terminada la misa dice a Página/12. “No se trata sólo de lo que Milei dijo sobre el Papa: es que lo que dice sobre Francisco no está desvinculado de su propuesta política. Por ejemplo, la idea de que la justicia social es una aberración es inaceptable; nosotros sabemos lo importante que es la justicia social para la vida comunitaria. O la idea de que todos los políticos son chorros, la idea de que el estado es un robo y debe ser eliminado. La prédica del papa Francisco nos dice que la política es la forma más alta de la caridad, enaltece la justicia social. Y por supuesto, reivindica la necesidad de un estado presente”.
A Milei le faltaron fiscales
Héber comenta que la misa en desagravio al Papa fue multitudinaria, “una cosa impresionante” “¿Dijo algo hoy Toto en la misa?”, quiere saber. Ya cruzamos la Villa 21 preguntando, pero sin encontrar al votante de Milei. Carteles sólo hay de Massa y las mesitas de consulta montadas en las veredas también son sólo de Unión por la Patria. Juntos por el Cambio no se deja ver. “Tuvieron más presencia en las PASO”, dice el guía. La impresión es que, perdida la interna frente a Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta hizo mutis por el foro.
Pegado a la Villa 21 está el barrio Zavaleta, una zona más tardíamente poblada, la más pobre. Recién aquí, en el interior de la Escuela 10, aparece un referente de Milei. Manuel Carí, de 19 años, es fiscal de la Libertad Avanza en este lugar de votación.
Vive en Zabaleta y se anotó vía internet para ser fiscal. Asegura, inicialmente, que La Libertad Avanza tiene “fiscales suficientes”, pero después de un rato (sus pares de Juntos por el Cambio y de Unión por la Patria ya han contado que no es así), admite que La Libertad Avanza no consiguió cubrir todas las mesas.
“Aunque no estamos en todas me quedo tranquilo, porque me explicaron que los fiscales no son de un partido”, señala. Desconoce que existen las autoridades de mesa y los fiscales partidarios.
Los demás fiscales generales que andan dando vueltas por el edificio escolar (hay del Frente de Izquierda, de Juntos por el Cambio, de Unión por la Patria) lo miran muy de costado, como bicho raro. Aseguran que toda la gente que mandó LLA “es igualita a este pibito, calcados”.
Héber pide que la caminata no termine sin conocer a la referenta de uno de los comedores. En un local de la calle Osvaldo Cruz, del otro lado de la parroquia de Caa-cupé está Dagna Aiva. Prepara una sopa paraguaya en la cocina de un merendero comunitario, mientras desde el celular apoyado sobre la mesada sigue los whatsapp que le mandó a medio barrio para que no se olvide de ir a votar. Milita desde hace más de 20 años. A diferencia del padre, lo suyo es el escepticismo militante.
–La gente se acercó a Milei por los errores nuestros –considera–. Están cansados de que a cambio de un plan le saquen plata o de que les cobren peaje por un subsidio habitacional. En las organizaciones barriales luchamos años para que la política nos escuche, para que hagan las obras de urbanización que necesitamos para vivir mejor, pero hay que reconocer que entramos en el juego de la política tradicional. Los errores son nuestros porque se perdió el sentido de la militancia. No me sorprende que la derecha crezca, ni que haya vecinos que voten a Milei y no quieran decirlo.
A diferencia de los barrios de la clase media y alta de la ciudad de Buenos Aires, donde las calles sin tránsito daban la impresión de un feriado largo, en la villa de Barracas hubo gran actividad. En el potrero, único espacio verde del barrio popular, el equipo de Tierra Amarilla jugó contra el de Los Pibes, a cancha llena. En la feria de Iriarte la gente se agolpó como cualquier otro domingo buscando precios. En cada uno de sus tramos se escuchaban conversaciones sobre el precio de los pasajes de colectivo con y sin subsidios, sobre la atención en los hospitales, y la plata que no alcanza aunque te la pases trabajando. La villa de Barracas mandó al freezer a Milei, pero con casi ninguna esperanza en el futuro. Por prevención y con amargura, con una enorme dosis de fatalismo.
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