octubre 11, 2024

Con la promesa de actuar y cumplir, arranca la conferencia sobre clima COP28


La conferencia anterior fue en Egipto
La conferencia anterior fue en Egipto.

La conferencia COP28 sobre estrategias para contener el cambio climático y adaptarse a sus efectos empieza esta semana en Dubai con la promesa de «unir, actuar y cumplir» con los avances conseguidos en ediciones anteriores, pero con un trasfondo de agravamiento de la crisis climática, con olas de calor, incendios, sequías e inundaciones cada vez más frecuentes, entre otros fenómenos climáticos.

Abandonar el uso de combustibles fósiles responsables del efecto invernadero, financiar la transición energética, compartir responsabilidades entre los países desarrollados -los contaminadores históricos- y los países emergentes -los que en general más sufren los estragos del clima-, son algunos de los asuntos pendientes del encuentro.

Emiratos Árabes Unidos (EAU), uno de los 10 mayores productores de petróleo del mundo y, por lo tanto, opuesto a un rápido abandono de los combustibles fósiles, será el anfitrión de la cita y el que marque la agenda del debate.

El ministro de Industria emiratí, Sultan Ahmed al Jaber, es el presidente de la COP28 y director ejecutivo de Adnoc, la empresa petrolera y gasística estatal de EAU, lo que pone en evidencia un conflicto de intereses y revela la creciente influencia del lobby de los combustibles fósiles en la COP, algo que ya se había visto en la COP27 del año pasado en Egipto.

Hace casi tres décadas que los países se reúnen cada año en busca de acuerdos internacionales que permitan limitar el cambio climático, el más relevante de los cuales se consiguió recién en 2015, en la COP21 de París, cuando los participantes sellaron un compromiso para limitar el aumento de la temperatura global a fin de siglo a entre 1,5 y 2 °C respecto a los niveles preindustriales y activar medidas de adaptación.

A ocho años de ese hito, llega la hora del Primer Balance Global (GST, por sus siglas en inglés) sobre el cumplimiento de esos objetivos y no se espera ninguna sorpresa: no se cumplieron.

En 2023, la temperatura mundial y las emisiones de gases de efecto invernadero alcanzaron máximos históricos, rozando los 1,5 °C, según el último informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), que sostiene que las actuales promesas de reducciones sitúan al mundo en la senda de un aumento de entre 2,5 y 2,9 °C para fin de siglo.

Para reducir sus emisiones contaminantes, afirma el informe, se requieren mayores transformaciones: las emisiones de gases de efecto invernadero deberían reducirse un 28% de aquí a 2030 para no superar los 2° y un 42% para el objetivo de 1,5°.

Además del GST, la presidencia de la COP28 estableció y plasmó en la Carta a las Partes cuatro prioridades en las que espera se trabaje en este encuentro y que apuntan a acelerar la transición energética y reducir las emisiones antes de 2030, comenzando por las de «cumplir con antiguas promesas y establecer el marco para un nuevo acuerdo en finanzas».

Las otras dos son poner la naturaleza, las personas, las vidas y los medios de vida en el centro de la acción climática y movilizarse por una COP más inclusiva.

En las próximas semanas se podrá ver cómo se llevan adelante esas prioridades en un país como Emiratos Árabes Unidos, una federación de monarquías absolutas que sigue invirtiendo fuertemente en combustibles y que reprime el derecho a la protesta.

«En (la COP27 de) Egipto no hubo discusiones significativas sobre el compromiso de abandonar los combustibles fósiles a más tardar para 2050 y creemos que este será un tema central y posiblemente muy rechazado en la COP de Dubai», dijo a Télam el secretario general de la Fundación Vida Silvestre Argentina (VSA), Manuel Jaramillo.

El gran triunfo de los países en desarrollo en la COP27 fue la aprobación del Fondo para Pérdidas y Daños, logrado en buena medida por la presión del anfitrión, que también es una economía en vías de desarrollo.

Los detalles sobre la implementación de ese fondo, recayeron sobre un comité compuesto por 24 países, entre ellos tres de América Latina y el Caribe, que esperan que este año, uno antes del plazo previsto, se pueda adoptar.

Se espera que los países más ricos, que son los que históricamente más han contribuido al cambio climático y, por lo tanto, sobre los cuales recaerá la financiación, posterguen el tema para el año que viene.

Telam SE

La posición de la región

 América Latina y el Caribe, la segunda región más afectada por los efectos del cambio climático, buscará presionar a los países desarrollados para que cumplan su promesa de 2009 de aportar 100.000 millones de dólares anuales para acción climática en los países en desarrollo.

«América Latina, sin duda, se ha venido consolidando lo mismo que Asia y África, como grupos de tracción fuerte», señaló Jaramillo, para quien esta consolidación es también «un llamado de atención» a los países desarrollados sobre la importancia de escuchar a los reales damnificados por el cambio climático.

«Espero realmente que esto se vea reflejado en una articulación entre los gobiernos que también lleve a promover un cambio», agregó el director de VSA, para quien el «mero reclamo» de un pago por haber contaminado menos «es también un llamado a la inacción».

Según el experto, los países podrían implementar «una enorme cantidad de medidas» de bajo o nulo costo, como «la promoción de las buenas prácticas agrícolas, la reducción del consumo ineficiente de energía, la promoción de las renovables».

«América Latina es un gran sumidero de gases de efecto invernadero; poder conservarlos, y protegerlos para lo que se viene en los próximos años va a ser crucial», dijo a Télam la activista y negociadora climática de la ONG Youth Negotiators Academy María Cecilia Quaglino.

«Falta una política firme de no seguir destruyendo nuestros grandes sumideros: los humedales, los bosques, las yungas, etcétera», agregó Quagliano, miembro del equipo negociador de Palau.

Por último, subrayó la importancia de reforzar que «el cambio climático sí existe».

«Existe y nos afecta a todos, pero no a todos por igual, sino que aquellas personas que ya están en situaciones de vulnerabilidad lo sufren en primera instancia y de una manera más grave, más contundente y no hay justicia social sin justicia climática», aseveró.

El encuentro

 Más de 70.000 personas se darán cita en el centro de congresos Expo City Dubai entre el 30 de noviembre y el 12 de diciembre en busca de acuerdos para evitar que el planeta se siga calentando.

Más de 200 gobiernos han sido invitados y se espera la presencia de varios líderes mundiales para la cumbre del 1 y 2 de diciembre, entre ellos Joe Biden, presidente de Estados Unidos, el país que históricamente más ha contaminado.

La novedad de esta cita, que se dan un contexto complicado para la cooperación multilateral debido a los dos conflictos armados -Israel-Hamas y Ucrania-Rusia- que dominan las agendas de las principales potencias, es que estará el papa Francisco.

«Más allá de la guerra, nuestro mundo está amenazado de otro peligro, el climático, que pone en riesgo la vida sobre la tierra, especialmente a las futuras generaciones», dijo hoy el Papa tras rezar el Ángelus en el Vaticano.

«Esto es contrario al proyecto de Dios que creo todo para la vida. Por eso el próximo fin de semana iré a Emiratos Árabes Unidos para intervenir el sábado en la COP28 de Dubai», agregó.





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